Hace casi un año, el 23 de septiembre de 2018, el ex ministro de energía eléctrica Luis Motta Domínguez dio un mensaje optimista desde el Complejo Termoeléctrico General Rafael Urdaneta (CTGRU), corazón de la generación eléctrica del estado de Zulia, en el noroccidente de Venezuela, fronterizo con Colombia. La presentación del entonces Ministro de Energía Eléctrica contó con el fondo de una arquitectura industrial imponente y el ruido de la maquinaria que pretendía evidenciar que todo operaba de nuevo a la perfección. En aquel momento, Motta Domínguez alzó la voz para anunciar la reactivación del turbogenerador principal de Termozulia 1 (TZ01), hasta entonces fuera de servicio por avería. Afirmó que la puesta en servicio de esta máquina era “un logro venezolano, de ingeniería venezolana”. La puesta en marcha de la turbina TZ01 significó la generación de 150 megavatios en el Complejo Termoeléctrico General Rafael Urdaneta (CTGRU) ubicado en el municipio La Cañada de Urdaneta, a 20 kilómetros al sur de Maracaibo, donde se deberían generar 1.300 megavatios y hoy realmente no llegan ni a 50 realmente operativos. Sin embargo, la unidad TZ01, apenas estuvo operativa por tres meses y cuatro días, luego de lo cual es colapso fue total. Se detuvo entrada la cuarta semana de diciembre de 2018 y no ha vuelto a funcionar desde entonces.
La medida de recuperación de la unidad TZ01, no era la única, era parte de un conjunto de medidas que el gobierno nacional y Corpoelec pretendían implementar como solución definitiva al problema eléctrica durante el primer trimestre de 2018 (es decir, hace más de 1 año). Corpoelec y la gobernación de Zulia decidieron en el primer trimestre de 2018 encarar la crisis eléctrica en el estado occidental con un plan que abarcó al menos seis frentes. Los objetivos eran reparar la línea sublacustre de 230 kV del Puente Rafael Urdaneta sobre el Lago de Maracaibo; recuperar la generación en la planta Ramón Laguna, que estaba en cero megavatios; instalar los autotransformadores en la subestación Cuatricentenario; acondicionar las subestaciones Punta Iguana y Las Peonías y reemplazar, finalmente, recuperar el turbogenerador en Termozulia 1 (TZ01) para lograr un ciclo combinado que elevara la generación a 450 MW en la región (en ciclo combinado). El 29 de abril de 2018, el gobernador Omar Prieto reportó los primeros avances sobre el proyecto de sustitución de la turbina de Termozulia 1. Ese domingo, llegaron a la ciudad de Maracaibo los primeros componentes tras cuatro días de traslado desde Bolívar hasta La Cañada de Urdaneta (Zulia). Se trataba de los cuartos de distribución para activar el ciclo combinado de las tres primeras unidades de Termozulia, cuyo correcto funcionamiento permitiría generar los necesarios 450 megavatios.

¿Por qué no funcionó la reparación realizada? ¿A qué se debió la falla en apenas 3 meses de haber sido “reparada”?
En primer lugar, hay que destacar que la máquina que se usó para reemplazar completamente a la unidad TZ01, había estado abandonada durante ocho años en el otro extremo de Venezuela, el suroriental, en los patios de la planta B del Complejo Termoeléctrico Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro, es decir, en SIDOR, en Ciudad Guayana, estado Bolívar. Esa unidad de reemplazo había estado ahí debido a que ese proyecto, para la autogeneración eléctrica en SIDOR, nunca fue culminado por el gobierno venezolano (desde los tiempos de los ministros Héctor Navarro, Argenis Chávez y Jesse Chacón). La máquina reemplazada, también del modelo 7FA, era similar a la que la sustituyó, pero jamás se compararían del todo: el turbogenerador de Sidor B era ocho años más nuevo que el original de TZ01 (instalado en 2001); la unidad donde se acopló la “importada” desde Ciudad Guayana era ocho años más antigua; y ambos equipos poseen especificaciones técnicas que, por muy mínimas, les diferencian. Por lo tanto, era de esperarse el fracaso de esta chapucera iniciativa del ministro Motta Domínguez debido a que Corpoelec y la empresa privada contratada para el proyecto instalaron la turbina sin solicitar ni tomar en cuenta la información técnica y confidencial provista por la empresa estadounidense General Electric, fabricante tanto del turbogenerador como de la unidad donde está asentada, en el Complejo Termoeléctrico General Rafael Urdaneta (CTGRU). Es evidente que, sin esa data, exclusiva y determinante para el correcto funcionamiento de un equipo tan sofisticado, la turbina que rugía en septiembre de 2018 a las espaldas del ministro, operó en modo de desgaste, en una cuenta regresiva acelerada hacia su pronta falla debido a una mala instalación y una operación forzada de la misma. En esta operación el gobierno fundió cerca de 100 millones de dólares de la nación, impunemente. El primer error ocurrió durante la instalación. Los trabajadores contratados para el trabajo de campo en la TZ01 no tomaron en cuenta los sistemas auxiliares de las máquinas, el generador ni los anclajes estructurales. Nunca realizaron una tabla comparativa entre ambas turbinas que incluyera la data de los manuales de su fabricante. La operación consistió meramente en desacoplar ambos extremos de la turbina a sustituir, la de 2001, para colocar en su lugar la máquina de Sidor B, de 2009. “Ellos nunca la miraron. Simplemente, destaparon dos carcasas antes de acoplarla”, contó uno de los técnicos entendidos del proyecto a Armando.info. La falla radicó entonces –y aún persiste- en los sistemas auxiliares. Se teme, además, que haya problemas de desalineación de las carcasas por su mal almacenamiento durante ocho años.
Pero hay mucho más que decir sobre esta unidad de SIDOR que se usó para reemplazar la maquina que operaba como TZ01 desde el año 2001. Un dato importante es que el equipo arribó al puerto de Maracaibo la madrugada del viernes 18 de mayo de 2018. La turbina de Sidor B estuvo al menos un mes depositada en el puerto de Maracaibo, a la espera de que Corpoelec y la gobernación del Zulia diligenciaran una grúa para trasladarla hasta Termozulia. El 26 de junio de 2018 llegó la ciudad un equipo mecánico capaz de levantar artefactos de entre 600 y 800 toneladas y se inició el traslado. Las especificaciones técnicas del aparato trasladado en mayo y puesto en marcha en septiembre precisan que se trata de un turbogenerador modelo 7FA, fabricado en el año 2009 por General Electric, número de serie 298959, con un peso de 170 toneladas y capaz de generar 150 megavatios (datos correctos para este modelo de turbogenerador, según mi experiencia). Al haber estado almacenada la unidad turbogeneradora por másde 8 años en SIDOR, sus carcasas metálicas estaban enrojecidas, lo que evidenciaba que estuvo expuesta a un ambiente corrosivo durante los ocho años que estuvo en Sidor B. Esta máquina transportada al Zulia fue una de las cinco turbinas que adquirió de segunda mano el consorcio energético Derwick, hoy con investigaciones federales abiertas por blanqueo de capitales en países de Norteamérica y Europa a través de una contratista llamada ProEnergy. La compra tuvo sobreprecio. Facturas de las transacciones entre Derwick y Energy Parts Solutions, una división de ProEnergy, evidencian que el costo de la turbina que reposó en Sidor B antes de llegar a Termozulia 1 (TZ01) se infló desde los 38,5 millones de dólares hasta los 50 millones de dólares. Las facturas de Derwick y EnergyParts fueron emitidas el mismo día (29 de diciembre de 2009), con el mismo número (2050), aunque con los membretes de cada empresa y reflejando el diferencial de los precios en tres de las cinco turbinas, entre ellas la que fue inicialmente a Sidor B y luego a Termozulia 1. La factura de Derwick iba dirigida a la Corporación Venezolana de Guayana (CVG). Estas son las verdaderas razones, o quizás mejor cabría decir que las principales razones, por las cuales el colapso del Sistema Eléctrico Nacional ocurrido entre marzo y abril pasados -dos apagones nacionales que duraron al menos cinco días- agravó al extremo los cortes del servicio en ciudades zulianas como Maracaibo, La Cañada, San Francisco y Machiques de Perijá, donde aún se experimentan interrupciones de hasta doce horas diarias o más.


Otro aspecto importante tiene que ver con el traslado de la Turbomáquina desde SIDOR hasta Termozulia. Expertos consultados por Armando.info recelan del precio que pagó el Estado por el traslado de la turbina para TZ01, ya que se hizo por vía marítima –es más económico que la aérea- y, además, contando con el apoyo de instituciones del Estado venezolano, como la Fuerza Armada Bolivariana y organismos policiales, se pagarón 850.000 dólares por este trabajo. La cifra es superior a los promedios internacionales para traslados e instalaciones de turbinas de generación eléctrica o equipos de tamaño y peso similares. Por ejemplo, el envío de un rotor de 45 toneladas desde Inglaterra a Chile en un avión tipo Antonov, mediante empresas privadas, ronda los dos millones de dólares, la diferencia y desproporción salta a la vista.
Se teme, además, que haya problemas de desalineación de las carcasas por su mal almacenamiento durante ocho años. En equipos termodinámicos, como turbinas y compresores, existe una mínima holgura entre las partes fijas y las móviles. Ese espacio es de apenas entre 50 y 100 milésimas de pulgadas, que varía de acuerdo con la etapa en la que se encuentra la turbina o compresor. El más mínimo error de cálculo en máquinas turbogeneradoras, como la acoplada en la TZ01, puede culminar en catástrofe para el equipo al hacer girar un rotor de 45 toneladas a 3.600 revoluciones por minuto (rpm), expuesto a temperaturas que rondan los 1.700 grados farenheit, equivalentes a 926 grados centígrados. No debe existir nunca en una turbina roce entre sus partes móviles y fijas. En el caso de la TZ01, la masa de 45 toneladas que giró a altas velocidades impactó a un elemento que estaba fijo, es decir, en velocidad cero. Eso provocó un desbalance y un daño en la máquina. Se manifestó entonces un roce de partes del compresor de un solo eje con los elementos fijos del equipo, que lo fue desgastando. Poner en funcionamiento una máquina de ese calibre sin saber si se encuentra dentro de las especificaciones técnicas de su fabricante es un absurdo y una irracionalidad en la ingeniería universal, aunque común en los proyectos que encaminaron el ministerio de Energía Eléctrica, Corpoelec y sus contratistas en Termozulia 1 tanto en 2018 como en 2019. El roce y el posterior desgaste del rotor fue solo la consecuencia. La causa yace en los sistemas auxiliares y estructurales de la máquina, de lo cual no se percataron el ministro, la Corporación Eléctrica Nacional ni la empresa Ideas Proyectos y Soluciones del Sur y sus subcontratistas.
Es muy preocupante la denuncia del experto José Aguilar según la cual los estándares internacionales establecen lucros de entre 1,5 y cinco por ciento adicionales al precio tasado de equipos de esa categoría. El Estado venezolano terminó pagando por la nueva turbina 60 millones de dólares, es decir, una ganancia de 55 por ciento para los vendedores. En un monto global, el Estado venezolano terminó comprando el lote de los cinco turbogeneradores por 193 millones de dólares, es decir, 91,5 millones de dólares más de lo que costó al comprador inicial, también bajo la lupa de las autoridades en Estados Unidos. Organizaciones como Human Rights Foundation advirtieron en 2016 que Derwick y ProEnergy compraban equipos eléctricos de segunda y tercera mano en Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Tanzania para revenderlos con sobreprecio de entre 100 y 200 por ciento al Estado venezolano. Esos contratos, de acuerdo con la ONG, rozaron los dos mil millones de dólares estadounidenses.
¿Quiénes realizaron este trabajo de traslado e instalación de la turbomáquina de SIDOR en Termozulia?¿Cual fue el resultado del proceso de traslado e instalación?
De acuerdo con el portal Armando.Info, la gobernación del Zulia acordó la contratación de la empresa responsable del proyecto de reactivación de Termozulia 1 en 2018. La empresa fue Ideas, Proyectos y Construcciones del Sur C.A., número de Registro Único de Identificación Fiscal J-4007008-7. Ideas, Proyectos y Construcciones del Sur solo tiene cuatro años de experiencia brindando servicios de construcción y mantenimiento como actividad principal, de acuerdo con el Registro Nacional de Contratistas. También ha participado en proyectos de minería, petróleo, gas, producción y fabricación industrial, transporte y almacenaje. Pero su experiencia en bienes de diversos rubros, entre los que destaca maquinaria de fabricación y trasformación industrial o minería y perforación de pozos, es de tan solo un año. Los involucrados en el proyecto, con Ideas, Proyectos y Construcciones del Sur a la cabeza, tardaron cinco meses en instalar y arrancar la turbina.
El mal montaje de la máquina traída desde SIDOR, provocaba que el impacto en el sistema eléctrico zuliano se acentuara cuando las máquinas cesaban de operar por las fallas frecuentes en el Sistema Eléctrico Nacional, donde la mayoría de las termoeléctricas están interconectadas. Las fluctuaciones en el voltaje del sistema impactaban en Termozulia a falta de protecciones adecuadas. El ministerio de Energía Eléctrica también presionó para que los trabajos se hicieran lo más expeditos posible. La interrogante sobre cuándo podría encenderse la máquina era constante. La máquina giró en septiembre, pero el roce entre las partes móviles y fijas de la TZ01 se manifestó a los días y fue empeorando hasta su parada. Era tan notorio que podía escucharse fácilmente. Los técnicos que trabajaban en la TZ01 se percataron de la falla, pero no sabían el porqué. Una fuente implicada en el proyecto admitió, bajo condición de anonimato, que se sospechaba una eventual falla interna de un equipo almacenado durante tantos años, pero que nunca se chequeó de manera interna. “La máquina se logró poner de manera satisfactoria en servicio y se puso en servicio por tres meses. Arrancó y operó, aunque tenía problemas internos. No se sabía el estado interno de la unidad”, refirió la fuente consultada por Armando.info. Este portal de noticias da cuenta de que representantes de Corpoelec y General Electric sostuvieron una reunión para debatir sobre el proyecto en 2016, dos años antes de la sustitución de la turbina de la unidad TZ01 por parte de Ideas, Proyectos y Construcciones del Sur y sus contratistas. El encuentro culminó sin convenios luego que los delegados de la multinacional recordaran al vocero del Estado venezolano que no existían acuerdos abiertos ni garantías entre ambos sobre ese turbogenerador en particular, por lo que toda asesoría u operación futuras generarían un costo. General Electric no tenía la obligación comercial de compartir la información confidencial sobre el equipo, debido a que nunca estuvo involucrado en la compra de este de parte del Estado, adquirido a Derwick Associates años atrás. Se ventilaron advertencias técnicas sobre lo que significaría instalar un equipo con esas características –más nuevo, pero de segunda mano, expuesto a corrosión durante ocho años- en una unidad más antigua. El enviado de Corpoelec replicó a los voceros de General Electric que no le enseñarían cómo instalar una turbina.

Aquella fue la última vez que General Electric tuvo conocimiento de las intenciones del Estado con el turbogenerador. El ministro Luis Motta Domínguez implantó la práctica de romper vínculos con todos los fabricantes extranjeros desde su asunción al despacho de Energía Eléctrica, justo en 2015. Ciro Portillo, exvicepresidente de Enelvén –la corporación eléctrica zuliana, antes de su disolución para dar paso a Corpoelec-, reafirmó que General Electric no participó en la sustitución de la turbina en Termozulia entre mayo y septiembre del año pasado. “Omar Prieto creó una secretaría de Asuntos Eléctricos en 2017, que no tiene un nivel adecuado de conocimientos para administrar problemas tan graves. Trajeron la turbina, le dieron el contrato a una contratista local, pero no llamaron a General Electric”, precisó el ingeniero zuliano, en el exilio desde 2018 tras amenazas de detención de parte del gobernador por presuntamente causar “conmoción” en la colectividad con sus análisis de la crisis eléctrica en Venezuela. Esa asesoría de paradas de plantas o turbinas se conoce en el mercado energético internacional como T.A. o Technical Advisor (asesor técnico, en español), que es la empresa, generalmente la fabricante, que aprueba el protocolo y el mantenimiento de equipos, unidades y plantas. En el caso de la sustitución de la TZ01, el gobierno venezolano desestimó el T.A.
Actualmente, el Registro Nacional de Contratistas refleja que la actualización de su información fiscal fue anulada, luego que no respondiera a la convocatoria el 22 de febrero pasado de acudir en un lapso no mayor a 30 días continuos “a fin de tratar asunto que le concierne. De lo contrario le será anulada la inscripción y habilitación”. El Estado venezolano canceló el 23 de mayo de 2019, poco menos de un año luego de sus trabajos en Termozulia 1 (TZ01), su habilitación para contratar con él. Su registro refleja, entonces, un “proceso de actualización no validado”, detallando que “el sistema (del Registro Nacional de Contratistas) detectó inconsistencias con la información”.
¿Cuál es la situación actual?
Hoy el Estado venezolano insiste en su apuesta de resucitar la turbina averiada en TZ01, apremiado por la ínfima generación energética en el estado Zulia y las fallas frecuentes en la interconexión del estado con el Sistema Eléctrico Nacional, así como por el agobio ciudadano ante los racionamientos. La intención del ministerio de Energía Eléctrica es sustituir el rotor averiado a finales del año pasado en la TZ01 con un repuesto similar traído desde el complejo generador Josefa Joaquina Sánchez Bastidas, ubicado en la población de Tacoa, en el estado costero de Vargas, cercano a la capital venezolana. La pieza fija, fabricada por General Electric, fue vendida entre 2013 y 2015 al Estado venezolano como repuesto de las dos turbinas instaladas en la planta de Tacoa. Se encontraba depositada desde entonces en los almacenes de la termoeléctrica del centro del país y el Estado, con el uso de esta pieza, busca ahorrarse su precio. Los trabajos de sustitución del rotor están a cargo de la empresa privada Turbopre Services, C.A., una compañía con sede en Maracaibo, que asegura contar con 43 años de experiencia en servicios de mantenimiento a equipos de transformación de energía, tales como turbinas. El Registro Nacional de Contratistas refleja que está habilitada para contrataciones con el Estado venezolano. Su actividad comercial principal es la producción y la fabricación industrial. Turbopreca posee amplia experiencia en unidades de la serie 5.000, máquinas más pequeñas que la acoplada en Termozulia –serie 7.000- y que apenas generan 20 megavatios. Por eso el Estado venezolano recién emprende otro proyecto milmillonario para intentar reactivar el equipo antiguo que instaló en Termozulia, proclamándolo como nuevo. El plan involucra el reemplazo de múltiples piezas con repuestos de modelos y años de fabricación diferentes a los de la turbina de Termozulia 1, que no se adaptan a sus particularidades técnicas. De nuevo sin la información confidencial del fabricante, gesta una rareza industrial en la TZ01 que también está condenada a fallar.
El gobierno venezolano adjudicó a Turbopre Services el contrato para la puesta en marcha de siete turbinas dentro del complejo termoeléctrico Termozulia, entre las que se encuentra la máquina de TZ01. El acuerdo asciende a 55 millones de dólares. La totalidad de las acciones de la compañía pertenece al consorcio venezolano Indigo Services International C.A. (51 por ciento) y a Indigo Services International Corporation (49 por ciento), que se especializa en el diseño y desarrollo de grandes obras de ingeniería, procura y construcción en los sectores de energía, petróleo y gas, renovables y construcción civil. Ha ejecutado proyectos en Venezuela, Bolivia, Costa Rica y Curazao. Turbopreca, con una nómina promedio anual de 110 empleados, tiene un amplio historial de servicios prestados entre enero de 2011 y octubre de 2018 a Petróleos de Venezuela, Pdvsa Petróleo, Pdvsa Complejo de Refinación de Paraguaná, Pdvsa Gas, Petrosucre y Petroquímica de Venezuela (Pequiven). Según su ficha en el RNC, ha culminado prácticamente la totalidad de las obras que le fueron encomendadas, a excepción de tres proyectos entre 2016 y 2017 en la planta Resor del estado Monagas y la Refinería Cardón, si bien estos superaron 90 por ciento de avance. Su última obra fue el rebabitado de cojinetes de bombas y motores eléctricos del Centro de Refinación de Paraguaná, en el estado Falcón, en octubre de 2018. Turborpreca inició en mayo, junto a cuadrillas de empleados de Corpoelec, la sustitución del rotor, también sin tener a mano la información técnica que solo puede aportar el fabricante, General Electric. Ya han destapado las carcasas de la turbina de la TZ01, otra vez. El margen de error es mayor que en 2018, aunque parezca un trabajo más sencillo: las cuadrillas de Corpoelec y Turbopreca incorporarán un rotor que no pertenece a una turbina del año 2009 en un sistema que data de hace 18 años. Son equipos con tres números de serie diferentes. “Van a cambiar todas las tolerancias internas de la máquina. Eso amerita un estudio más profundo”, advierten las fuentes sobre los trabajos recientes en la turbina paralizada.

La filtración de 14.000 documentos de compras entre ProEnergy y Derwick de parte de Daniel Rosenau, un estadounidense quien trabajó como ejecutivo de ventas de la primera compañía, evidenció múltiples casos de irregularidades administrativas a la prensa extranjera en junio de 2015. El portal Armando.info ha sido la fuente principal de esta artículo.