El desconocimiento de la magnitud real e impacto concreto en Venezuela de la llamada “pandemia” de Sars-COV-2, ha sido la norma desde el inicio de la declaración de emergencia sanitaria en marzo del año 2020. Por una parte, la incompetencia manifiesta de las instituciones del estado se revela en la incapacidad de llevar una estadística transparente de contagios y muertes diarias por estados y municipios de todo el país y, por la otra, está la siempre escandalosa bulla de los politiqueros, tanto de un bando como del otro, que disfrazados de médicos, colegios de médicos, academias de ciencias o institutos públicos de investigación lanzan diagnósticos situacionales que son, más que científicos, meramente politiqueros. Resultan ya nauseabundas las campañas en las que se han montado decenas o cientos de médicos de todo el país que, utilizando su formación académica, se han autoproclamado como representantes de la ciencia en Venezuela y, por ende, voceros exclusivos de la supuestamente suprema e irrefutable verdad científica. Estos grupos son reconocibles con prístina claridad en dos facciones: la primera facción se compone por lobbies comerciales al servicio de los laboratorios farmacéuticos y la segunda se compone agrupaciones gremiales con fines políticos y con vínculos con partidos tanto del gobierno como de todas las oposiciones existentes. Algunas de las agrupaciones gremiales más reconocidas en el país, tales como colegios de médicos y academias de ciencias, así como universidades supuestamente autónomas o públicas y también privadas, utilizan su supuesta vocería científica para posicionar un discurso político bien sea favorable a la gestión del gobierno o contrario a la misma, en ambos casos, la ética profesional de estos autodenominados “voceros de la ciencia” es bastante cuestionable. Por otra parte, están los médicos lobistas, los “afamados” que convertidos en “influencers” pontifican acerca de la infalibilidad de las vacunas tal y como si hablasen de “dogmas científicos”, como si ejercieran una especie de papado científico dotado del sacrosanto don divino de la infalibilidad que les confiere la potestad de divinizar a las vacunas experimentales contra el COVID-19 como único y exclusivo medio para salir de la crisis sanitaria. Estos pertenecen, sin duda, al lobby comercial vacunero de las grandes farmacéuticas y no hacen este trabajo gratuitamente. Gracias a estos grupos, la realidad del COVID-19 en Venezuela es casi totalmente desconocida, descontextualizada, desfasada de la realidad global, aislada del debate serio internacional e ignorada por casi toda la población venezolana que no tiene ninguna fuente fiable de información sobre la “pandemia” dentro del país. Sin embargo, haciendo un análisis detallado de los datos disponibles a nivel nacional e internacional sobre Venezuela y comparándolos con las experiencias propias que personalmente he tenido en este tiempo dentro de Venezuela si que se pueden extraer datos valiosos para esclarecer un poco este panorama.
La situación empeora en las zonas más vacunadas de Venezuela: Región Central
El gobierno nacional basa todas sus políticas sanitarias en su observación, científicamente deficiente, de la realidad de la enfermedad únicamente en la región central del país. Más allá del Estado Miranda, el gobierno central y centralista de Nicolás Maduro carece de conocimiento, vinculación con la realidad o cualquier tipo de empatía respecto a las condiciones sanitarias, realidad epidemiológica o seguimiento de casos de la ciudadanía venezolana, no es importante para la jerarquía gubernamental, es asunto de los gobernadores que deben arreglárselas como puedan, eso es evidente y trasluce en todas las alocuciones presidenciales y en la realidad que vivimos cotidianamente en las principales ciudades capitales del interior de la república, cuanto peor aún es la situación en las ciudades del interior de cada una de las entidades federales de nuestro país, muchísimo peor. Volviendo a la región central, en el gráfico vemos el comportamiento de los contagios y muertes por COVID-19 en la región central del país durante el año 2021 (Caracas, La Guaira y Miranda).

Hasta finales de Julio del presente año los contagios y muertes por COVID-19 en la región central de Venezuela no hacían más que caer rapidamente. Es importante tener presente que no es sino hasta la 2da semana de julio que el gobierno nacional concreta la inoculación masiva de las segundas dósis de las vacunas Sputnik-V (Rusia) y Sinopharn (China) a las personas que previamente había sido inoculadas con las respectivas primeras dósis. Por lo tanto, no se observa que el hecho de haber demorado en la inoculación de las segundas dósis haya hecho incrementar los casos entre el tiempo de espera desde las primeras dósis (4ta semana de Abril) y la primera oleada de inoculaciones de las segundas dósis (2da semana de julio). Por el contrario, en este lapso de tiempo los nuevos contagios y muertes por COVID-19 disminuyeron (como puede verse en la gráfica). El inicio de las jornadas intensivas de inoculación de las 2das dósis de las vacunas experimentales de COVID-19 se da alrededor de la 2da semana de julio, en una segunda oleada, luego hasta 4ta semana de agosto, en una tercera oelada. Es entonces, a partir de este momento cuando esperaríamos haber tenido una progresiva reducción en los contagios debido a un bloqueo inmunitario de grupo inducido por las vacunas en la población de la región central, sin embargo, los datos demuestran claramente que no ha sido así. Entre la tercera semana de Agosto y la segunda semana de Octubre, la cantidad de contagios en la región central de Venezuela se multiplicó por 5, lo que representa un incremento del 495%. Los medicos lobistas de las transacionales fabricantes de las vacunas en Venezuela rehuyen a la explicación de esta realidad o argumentan de forma bastante poco cientifica que «las vacunas no son para evitar contagios sino para reducir la letalidad». Aunque en si misma esta afirmación carece de antecedentes cientificos, es decir, las vacunas reales que hemos recibido de niños si son para evitar los contagios y los evitan, esta es la primera de la que se dice que no evitan los contagios, pero el problema no es unicamente ese. En realidad, tampoco han reducido la letalidad en la región central del país. Los datos muestran la cantidad de muertes se multiplicó por 3,5, lo que representa un incremento del 350%. Este incremento se produce a pesar de que durante la 2da semana de Julio y la 4ta semana de Agosto se dieron intensas jornadas de inoculación de las 2das dósis de las vacunas de COVID-19.
A pesar de esta evidente realidad, tanto el gobierno, como todas las oposiciones politicas del país, siguen haciendo una propaganda insistente, persistente e intensa en favor de la vacunación dentro del país sin detenerse ni por un momento a analizar esta evidente realidad sustentada en los propios datos oficiales. Pero esta situación no se presenta unicamente en Venezuela, de hecho es muchisimo más notable en decenas de otras naciones del mundo. Los resultados de un artículo publicado recientemente en el European Journal of Epidemiology, con base en los datos oficiales, demuestran que los casos de COVID-19 en 68 países y en casi 3.000 condados en los Estados Unidos no se han visto reducidos de ninguna manera como consecuencia de las vacunaciones masivas, es decir, las vacunacione no están afectado de ninguna manera en ningún tipo de reducción en la tasa de contagios que pueda demostrarse estadísticamente. Los autores del artículo, S.V. Subramanian and Akhil Kumar, por el contrario afirman que «De hecho, la línea de tendencia sugiere una asociación marginalmente positiva, de modo que los países con un mayor porcentaje de población completamente vacunada tienen más casos de COVID-19 por 1 millón de personas». En particular, los profesores S.V. Subramanian and Akhil Kumar, afirman en su articulo que: «Islandia y Portugal, países que tienen más del 75% de su población está completamente vacunada presentan más Casos de COVID-19 por 1 millón de personas que países como como Vietnam y Sudáfrica, que tienen alrededor del 10% de su población completamente vacunada». Por lo tanto, la situación que se está viendo en la región central de Venezuela parece ser la norma a nivel mundial, a mayor vacunación mayor tasa de contagios, no es un hecho aislado que se presente unicamente en Venezuela, es un fenómeno global que los grandes medios están callando deliberadamente para no afectar los intereses comerciales de las grandes farmaceuticas.

La situación en las regiones menos vacunadas de Venezuela tiende a mejorar: Interior del país
Más allá del estado Miranda, Venezuela se convierte en tierra de nadie. Desde el gobierno de Hugo Chávez ha sido prioritario para la burocracia centralista ir desmontando el estado Federal descentralizado que se había ido construyendo con gran esfuerzo y que había alcanzado sus máximas cotas de éxito a finales de los 90´s del siglo XX. Actualmente, podría decirse que Venezuela es un estado semi-feudal con un estado nacional cuya gestión y políticas públicas se limitan a la región central del país de manera prioritaria y donde los residuos de esta gestión son lanzados desordenadamente al interior del país respondiendo a la ley del político más fuerte, del gobernador mejor conectado con la burocracia centralista o en respuesta a alguna coyuntura politica particularmente importante para burocracia central en un momento determinado. Es por ello que no podemos tener certeza de las fechas de vacunación en el interior del país, no tenemos esa información. Lo que si podemos saber es que el porcentaje de población vacunada en el interior del país es muy inferior al de la región central. Considerando que el porcentaje de población venezolana que ha recido las dos dósis de las vacunas Sputnik-V (Rusia) y Sinopharn (China) está alrededor del 22% y que, con toda seguridad, la mayor parte de esa población se encuentra en la región central del país, podríamos establecer que el interior del país tiene una tasa de vacunación de alrededor del 10% o menos. Por lo tanto, segun el estudio de S.V. Subramanian and Akhil Kumar podríamos considerar que la vacunación en el interior del país aún no es estadisticamente influyente de ninguna manera en los datos de contagios y muertes.

Teniendo presente que el porcentaje de personas con las dós dósis de las vacunas experimentales de COVID-19 en el interior de Venezuela es seguramente inferior al 10%, los datos de contagios y muertes se corresponden al desempeño natural de la enfermedad. En este sentido, sin vacunación la enfermedad tiende a desaparecer, sin que para ello haga falta la inoculación masiva de la vacuna. En particular, el pico máximo de contagios en el interior de Venezuela se alcanzó durante la última semana del mes de mayo de 2021, cuando se tuvo un promedio diario de 1400 nuevos contagios. Desde entonces la tasa de contagiós ha disminuido en un 69,8%, hasta alcanzar valores de alrededor de 400 nuevos contagios diarios. La cantidad de muertes ha disminuido en el mismo período en un 75%. Todo esto se produce con una tasa de vacunación de la población muy inferior a la de la región central, por debajo del 10%, donde los nuevos contagios y muertes durante este mismo período se han multiplicado por 5 y 3,5 veces respectivamente.

Estadisticamente, en Venezuela resulta evidente que las vacunaciones no tienen ningún efecto en la reducción de la tasa de contagios ni en la reducción de la letalidad del COVID-19, tal y como se ha evidenciado en otros 68 países estudiados por S.V. Subramanian y Akhil Kumar en su artículo: «Increases in COVID‑19 are unrelated to levels of vaccination across 68 countries and 2947 counties in the United States» que se encuentra disponible en la dirección https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs10654-021-00808-7 . Por el contrario, en la misma dirección a la que apuntan los investigadores S.V. Subramanian y Akhil Kumar podríamos afirmar con similar precaución que «De hecho, la línea de tendencia sugiere una asociación marginalmente positiva» de modo que la región central, con una mayor tasa de vacunación, muestra una clara tendencia al alza en los contagios y muertes mientras que el interior del país, con una mucho menor tasa de vacunación, muestra una clara tendencia a la extinción de la epidemia de COVID, sin necesidad de inoculaciones masivas de vacunas experimentales.
La Ivermectina reduce drásticamente la tasa de contagios y muertes por COVID-19: Estado Zulia (región nor-occidental)
Según una investigación de la Agencia Digital Mexicana para la Innovación Pública, la Secretaría de Salud de México y el Instituto Mexicano del Seguro Social, las hospitalizaciones por COVID-19 en la Ciudad de México se redujeron hasta en un 76%, luego de implementar el uso de Ivermectina. Esta situación coincide con la situación del estado Zulia, en Venezuela, donde los casos de COVID-19 se redujeron en un 77,8% entre la 3era semana de mayo y la ultima semana de julio gracías a la extensión en el uso de la ivermectina, que ha comenzado a ser elaborada en unos laboratorios de la gobernación del estado zulia para ser distribuida en los ambulatorios de la casi extinta red de barrio adentro y otros centros sanitarios publicos del estado. La Ivermectina, un antiparasitario barato, de amplio espectro y difundido en todo el mundo desde hace décadas, se utiliza con éxito y en regiones de distintos países, como tratamiento en distintas fases de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19).

Ante la emergencia de COVID-19 en la India (ya superada) el 22 de abril los grupos Indian Council of Medical Research (ICMR) y All India Institute Of Medical Sciences (AAIMS) agregaron Ivermectina al protocolo sugerido de tratamiento contra el COVID-19. A partir del 28 de abril se incluye la budesónida y se recomiendan ambas medicinas también para pacientes asintomáticos y en las primeras fases de la enfermedad. El resultado fue que, a nivel nacional, el aumento masivo de casos que se había apoderado de la India a principios de abril se redujo exponencialmente después de que se introdujo el nuevo protocolo COVID-19. Los casos en Uttar Pradesh, comenzaron a disminuir desde el 24 de abril y las muertes desde el 30 de abril. Sin embargo, los medios al servicio comercial de las grandes farmaceuticas se resisten a informar sobre la ivermectina y su papel en la reducción del impacto de la variante delta en la India, sino que hacen peripecias para presentar el caso como algo “curioso” o “misterioso”, no es nada misterioso, es ciencia.
A través de 14 estudios clínicos, la ivermectina ha probado tener una efectividad del 86% en la reducción de los contagios al usarse como profilaxis (tratamiento preventivo). Adicionalmente, 27 estudios científicos dan cuenta de una efectividad en la cura del COVID-19 del 72% al usarse en las fases tempranas del desarrollo del virus. Estos resultados contrastan con los pobres resultados del medicamento preferido por los grandes medios de comunicación y los gremios médicos alineados con las grandes farmacéuticas: el remdesivir. Este medicamento, remdesivir, no tiene ningún efecto preventivo y su acción en la reducción de la mortalidad es de apenas un 22% cuando la enfermedad se encuentra en fases avanzadas. El costo de Remdesivir es de $ 3210 por tratamiento, mientras que el costo de Ivermectina es de menos de $ 1 por tratamiento. Por lo tanto, considerando la mayor efectividad de la ivermectina, la facilidad de su producción y distribución en las zonas más pobres y regiones más apartadas del mundo en comparación con el extremadamente costoso remdesivir es absolutamente injustificable la censura mediática en contra de la ivermectina, como injustificable es el ocultamiento de la total ineficacia de las vacunas en la lucha contra el COVID-19, tanto en Venezuela como en el mundo entero.
