15 de julio de 2022 (EIRNS) — El segundo jefe de Estado más inclinado ante la OTAN se vio obligado a dimitir este jueves 14, cuando su coalición de gobierno se desmoronó ante la explosión de furia de la población contra sus programas de guerra y austeridad. Los italianos salieron a la calle en masa, ondeando la bandera nacional para celebrar la caída de Mario Draghi.
Draghi nunca ha sido “político”; durante toda su carrera solo ha sido un verdugo que cumple su promesa de hacer “todo lo que sea necesario” para defender a la corona británica y a sus financieros. Este director general de la Hacienda italiana que vendió a Italia en la conspiración del yate Britannia en 1992; este especulador empleado de Goldman Sachs; este ex presidente del Banco Central Europeo promotor de la “emisión cuantitativa”, convertido en Primer ministro que impone la guerra y las sanciones de la OTAN, personifica la política de la Unión Europea de “¡los especuladores primero!” que ha devastado a las familias, la industria y a los agricultores y comunidades en toda Europa por décadas.
Es la misma política que la he City de Londres y Wall Street han estado imponiendo también en Estados Unidos.
El ex Presidente de Rusia Dmitry Medvedev ubicó adecuadamente la renuncia de Draghi. Publicó en su canal de Telegram un tríptico de imágenes con las fotos de Boris Johnson, Mario Draghi y una sombra desconocida con un signo de interrogación. (https://t.me/medvedev_telegram/142).
Los programas de Mario Draghi son los mismos de la Unión Europea a los que se oponen los agricultores holandeses con determinación y creatividad, sacando a la calle sus tractores adornados con coplas mordaces y humorísticas, en largas columnas por las autopistas hacia las ciudades, y rociando con estiércol las casas de los policías y políticos cuando es oportuno, bloqueando los centros de distribución de alimentos, exigiendo que se terminen las políticas de los financieros y se saque a cualquier gobierno que las aplique. Los agricultores alemanes se unen ahora a sus filas, desplegando sus tractores en apoyo. Esto es nuevo: las protestas conjuntas de holandeses y alemanes contra la política de la Unión Europea de “el capital financiero por encima de todo”. Al igual que la caída de Draghi, estas acciones van a alentar a otros en Europa, y muy pronto, en Estados Unidos.
Del mismo modo, en todo el mundo, el Estados Unidos imperial y traidor, surgido a partir de la “relación especial” entre Estados Unidos y el Reino Unido, conocida como “cerebro británico y músculo estadounidense”, ya no es visto como una hegemonía todopoderosa. El banco central de la India anunció el lunes 11 que está permitido ya el comercio internacional en rupias; el dólar londinense ya no es rey.
El Presidente Biden se encuentra actualmente en el suroeste de Asia, con la intención, como él y sus asesores han dicho repetidamente sin avergonzarse, de mostrar que Estados Unidos sigue siendo poderoso, para contrarrestar la creciente presencia de Rusia y de China en esa región. Los observadores tanto estadounidenses como chinos y de la región, se muestran escépticos ante las perspectivas de su supuesta intención de poner en marcha este sábado la formación de una alianza militar contra Irán, una “OTAN de Oriente Medio”, formada por Estados Unidos, los Estados del Golfo e Israel (y en ese contexto supuestamente Arabia Saudita accedería a bombear más petróleo).
Esta nueva realidad mundial cambiante se recoge en la portada del último número de la revista Harper’s, la segunda más antigua de Estados Unidos; el titular es “The American Century Is Over” (El siglo americano ha terminado). El “siglo americano” es el mantra de la facción anglófila de Wall Street, dedicada a la traidora “relación especial” entre Estados Unidos y el Reino Unido.
La lucha se centra ahora en determinar qué sustituirá a ese apestoso de Londres y Wall Street.
Por ejemplo, Draghi está fuera, pero ¿volverá él mismo o un nuevo “Draghi” como próximo gobierno italiano? ¿Qué gobierno será el siguiente en caer? El gobierno de Sri Lanka ha caído, sin que haya un sustituto a la vista. ¿Qué gobierno podría funcionar en las condiciones de una desintegración económica total, en las que no hay combustible, ni medicina, ni alimentos para la gente, y que el FMI exige todavía más austeridad?
Más que quién sustituirá a esos gobiernos, la cuestión ahora es ¿en torno a que principios pueden unirse las naciones soberanas del mundo para establecer el nuevo sistema de relaciones internacionales, financieras y económicas en el que florezcan las sociedades y los seres humanos?